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Historia del municipio | Ayuntamiento de Binéfar
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Archivo Municipal. Historia del municipio

Archivo Municipal. Historia del municipio
La tarea de reconstruir la historia de la Villa de Binéfar no es fácil. La falta de estudios y la escasa documentación conservada hace el trabajo, aunque apasionante, bastante dificultoso. Estas líneas que vamos a compartir con ustedes, están apoyadas en el excelente trabajo de investigación realizado por el escritor local José Antonio Adell Castán. Su libro titulado “Binéfar, tradición y modernidad”, nos facilita el proceso de resumir nuestro pasado, asentar nuestro presente e intuir nuestro futuro.

      NUESTRO ORIGEN: LA VISPESA Y LA VÍA IMPERIAL ROMANA

Como apunta Adell, han sido diversos los restos arqueológicos hallados en las proximidades de Binéfar, arrojando luces sobre los primeros moradores de esta zona. Cabe destacar el asentamiento ibero romano de La Vispesa, foco de romanización de la Ilergecia Occidental. Este yacimiento, aunque en término municipal de nuestro vecino Tamarite de Litera, arqueológicamente, está más vinculado a Binéfar. En él, a principios del s. XX, D. R. Donoso encontró el fragmento de una estela funeraria. Con tipografía típicamente íbera. Esta esculpida en piedra arenisca y fechada en el siglo I A.C. Actualmente se conserva en el Museo Provincial de Huesca.
Cerca de Binéfar pasaba la vía imperial romana, de la que no conservamos ninguna constancia arqueológica, al haber sido cubierta por campos de cultivo.

La historia de nuestro municipio, tal y como lo conocemos en nuestro tiempo, comenzará en período árabe. El territorio es conquistado y dividido en territorio cristiano y territorio musulmán.

      S. XI, ÉPOCA ÁRABE Y RECONQUISTA.

En el s. XI, en 1092, Binéfar aparece documentada por primera vez. Se le nombra en un documento del Infante Don Pedro (futuro Pedro I), donde se describen los límites territoriales del reino de Monzón. Vinculados siempre a estos límites, se nombra el castillo y lugar de la almunia deAvinefar”. Otros nombres que recibirá nuestra Villa en aquellos tiempos tempranos serán: “Abinefar”, “Avenafar”, “Benafar” o “Binafar”. El origen del topónimo es claramente árabe, ya que primitivamente nuestro territorio fue denominado Ben-Affar, que significaría “pueblo de los hijos o descendientes de Affar o Effar”. En su libro sobre la onomástica de Binéfar, Javier Giralt nos indica otros estudios que apuntan a que el origen puede encontrarse en un antropónimo árabe, abin Náfí´, que se refiere a nombre de persona, como “Abennfe” o “Abeneffa”, que habrían dado las soluciones medievales a la ya citada “Avinefar”.
Era aquella, época de convivencia entre moros y cristianos. De mezcla de culturas de la cual bebimos y somos reflejo, empezando por nuestro nombre toponímico y por infinidad de palabras que utilizamos en nuestro hablar cotidiano.

En los tiempos de la Reconquista, todo apunta a que Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, estuvo en nuestra comarca y pasó por nuestras tierras con sus gestas. Como anécdota, apuntar que una de sus hijas, Cristina, se casó con Don Ramiro, señor del Castillo de Monzón, dónde vivió hasta enviudar.

      S. XII,  LA ORDEN DEL TEMPLE.

Será Ramón Berenguer IV, en el año 1137, quien concederá a los templarios de Monzón, señores de su castillo, el lugar de Binéfar, aunque su reconquista final no llegaría hasta 1149.
Desde este momento, “la almunia binefarense”, como era conocida la pequeña aldea, pasa a estar en el lado cristiano. Geográficamente ubicada en tierras literanas y con dependencia señorial de la encomienda la Orden del Temple de Monzón. Empieza entonces, la verdadera repoblación de nuestro territorio. La economía local se basaba en la agricultura y en la ganadería.
El 27 de enero de 1158, Pedro de Rogueria, maestre templario de España y Provenza, otorga carta de población a la almunia de Abinéfar. La Villa no sufrió el abuso de los señores feudales de la época, por lo que se fue consolidando como una de los núcleos de población más importantes de la encomienda.

      S. XIII, JAIME I EL CONQUISTADOR.

En la época del reinado de Jaime I el Conquistador, durante el siglo XIII, nuestra población estuvo, poco más de cincuenta años vinculada a Cataluña. Fue en 1244 cuando, por un capricho de reparto de tierras entre herederos monárquicos, pasó a territorio catalán. Aún dentro de Cataluña, la población se regía por los fueros aragoneses y utilizaba la moneda jaquesa, acuñada en Jaca.

      S. XIV, LOS SANJUANISTAS Y EL TRATADO DE BINÉFAR.

En el año 1300, se solicitó al rey Jaime II que devolviera el sentido a las fronteras de la zona. En 1305, el rey rubrica definitivamente el paso de Binéfar y toda la zona a territorio aragonés, quedando la frontera marcada en la Baja Litera por la Clamor de Almacellas, tal y como la conocemos.
En 1309 los Templarios, tras un periodo de persecución iniciado en Francia, desaparecen de Monzón. Esto propicia que otra orden religiosa, los Sanjuanistas, pertenecientes a la Orden Hospitalaria de San Juan, llegarán a la población vecina. Corría el año 1317. Disfrutando Binéfar de los mismos derechos que con la orden del Temple, fue un período de crecimiento demográfico y económico. Teniendo una privilegiada situación geográfica nos convirtió en el camino más recto para unir Lérida con Monzón. Esto permitió que los reyes aragoneses con su séquito, o los comerciantes de la zona y gentes de paso y peregrinos llegarán a nuestro término, perdiendo otras rutas su importancia, como la de Tamarite hacia San Esteban. Binéfar era así, obligada parada en el camino.
Monzón acogería varias veces la celebración de las Cortes de la Corona Aragonesa y Binéfar se consolida como importante cruce de caminos y lugar de hospedaje. Sin duda, fue Pedro IV, el Ceremonioso (1336-1387) uno de los reyes de la época que más visitó la Villa.
El 6 de octubre de 1363, se reúnen en Binéfar el rey Pedro IV con Don Enrique de Trastámara, futuro rey castellano, firmando “el Tratado de Binéfar”, donde ambos se guardaban fidelidad y se aseguraban ayuda mutua. Fue un momento importante para la historia de nuestros moradores, que aun siendo muy humildes, tuvieron que hacer frente al gasto de tan ilustre visita, propiciada por el paso de la vía imperial romana.

      S. XV, EL TEMPLO PARROQUIAL Y LA CRUZ DE TÉRMINO.

En los albores del siglo XV nos azotará la sequía y la hambruna. Binéfar fue duramente castigada por la peste, aunque no llegó a despoblarse.
Aquel primitivo Binéfar abarcaría la zona que ocupa hoy la iglesia parroquial y las calles adyacentes. No hay constancia de murallas, aunque pudiera haber puertas de acceso. La población aproximada sería de un centenar de personas. Agricultores y ganaderos, hay constancia de otros oficios, como el de herrero. Su dependencia a la orden Sanjuanista era total.
En este siglo comienza a edificarse nuestro templo parroquial, concretamente en 1462, finalizándose las obras sobre el año 1478. La ampliación del edificio se prolongaría hasta el siglo XVIII. En 1796, se colocaran las campanas y finalizarán las obras. Corresponde al estilo gótico flamígero y está dedicada a San Pedro apóstol. De ella destacaremos el retablo original del altar mayor, encargado a uno de los mejores escultores de reino, Damián Forment, que lo finalizaría en 1525. Para entender el alcance de la importancia de este artista, figura principal de la escuela aragonesa de escultura renacentista, decir, que fue el autor del retablo mayor de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza.
Del mismo período, data también la originaria Cruz de Término, asentada frente al Templo Parroquial, que invitaba al viandate a elevar una oración, señalando las vías o cruces de caminos. Hoy luce en la Plaza Padre Llanas una réplica realizada por el artista y escultor local Pepe Beltrán, ya que la original fue destruida durante la Guerra Civil.
En esta época, de bandolerismo social y asaltantes de caminos, un binefarense, Micer Juan Barber, será uno de los bandoleros más conocidos de la zona. Acabaría asesinado por sus propios compañeros para cobrar la recompensa que pesaba sobre su cabeza por sus constantes fechorías.

      S. XVI, LAS CORTES DE ARAGÓN Y FELIPE II.

En el año 1585, segunda mitad del siglo XVI, Binéfar sería sede de las Cortes de Aragón, presididas por Felipe II. Debían celebrarse en Monzón, pero una epidemia de tifus y un agravamiento de la gota sufrida por el monarca, llevo al séquito hasta Binéfar, buscando un lugar más saludable. Tenemos constancia de este hecho, gracias a los anales redactados por Enrique Cock, notario apostólico. En sus escritos aparece “Bineffar”, almunia de cien labradores de la encomienda de Monzón, como lugar de hospedaje del rey y su séquito para poder acabar de celebrar las Cortes. Se clausuraran el 5 de diciembre del citado año, debido a una gran nevada que hizo que toda la comitiva tomara camino hacia Valencia.
Durante su estancia en Binéfar, el monarca mandó trasladar dos magníficas puertas adornadas con pinturas de claroscuro, que cerraban el altar mayor de nuestro templo parroquial en los días de Semana Santa. Su destino fue el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde todavía se conservan.
Probablemente, según apunta D. Benito Coll, el rey se hospedó en casa Barber, situada en la actual Plaza de la Litera, donde a principios del siglo XX todavía se conservaban utensilios utilizados por dicho monarca en su visita.

      S. XVII, GUERRA DE SECESIÓN Y DESPOBLACIÓN.

El siglo XVII se resume por las penalidades que sufrieron los binefarenses. Guerra, despoblación, peste y sequía.
En la documentación cartográfica de la época, la Villa aparece como “Binefa” y ya como “Binefar” sin la acentuación. Apellidos del momento serán las de las casas de infanzonía del lugar, como los Escolá, Corzán, Ruata y Barber, ya mencionada, que poseían casonas en las proximidades de la iglesia parroquial. Muchas de ellas podemos contemplarlas hoy en día paseando por nuestro casco antiguo.
En aquel momento, en nuestra población, estábamos próximos a los trescientos habitantes. Empezábamos a recibir el tratamiento de villa o lugar. Era un momento próspero.
Estalla la Guerra de Secesión (1640-1652) o Guerra dels Segadors y Binéfar es expoliada por las tropas francesas, que llegaron desde Cataluña. La ocupación resulta nefasta. Durante ocho años la población quedó totalmente abandonada y arrasada.
Hasta 1650 no se reanuda el retorno de la población y se restaura el Concejo. Demográficamente empezaremos a crecer y Binéfar nunca más quedará despoblada.
Es esta época de calamidades, el origen de nuestras fiestas patronales y la devoción al Santo Cristo de los Milagros. Un soldado del ejército francés injurió a la imagen del Cristo, intentó quemarla y sacarla de Binéfar, pero la imagen sobrevivió a los desprecios. Intentaron llevársela los padres Capuchinos de Barbastro, pero no pudieron atravesar el término municipal. Por este motivo, y otros milagros, la imagen se quedó para siempre en nuestro templo y se incrementó su culto dando origen a las fiestas estivales.
De 1652 data el primer libro parroquial, que contiene partidas de nacimiento, matrimonios, defunciones y demás movimientos. En 1653 se citan diez familias y en 1660 se construye un pozo, para paliar las necesidades del consumo de agua. Apellidos de la época son Barber, Botiller, Coll, Corzán, Eximeno, Ortiz o Raymat. Muchos apellidos desaparecieron porque los antiguos moradores no regresaron a la población.
En este siglo, surge también la romería que se celebra actualmente en devoción a la Virgen del Romeral, también llamada Santa María de la Litera. En el año 1690 una sequía azota las tierras de Binéfar, y se realiza la romería desde la ermita de Alcort hasta el templo parroquial. Las lluvias llegan y se pueden salvar las cosechas. En 1660, la partida de Alcort se incorporará definitivamente al término de Binéfar.
Nuestra población iba aumentando, contando ya con más de 65 casas, debido, principalmente, a la inexistencia de conflictos bélicos en los años anteriores.

      S. XVIII, GUERRA DE SUCESIÓN.

El siglo XVIII será el siglo de la Ilustración y la Guerra de Sucesión. (1701-1707).
Estalla la guerra y Binéfar estará entre dos aguas, alternado las idas y venidas de los ejércitos del Archiduque Carlos y del rey Felipe V. En 1715 contábamos con unos 500 habitantes
Termina la Guerra y Binéfar sigue perteneciendo a la Orden de San Juan de Jerusalén y está incluida en el Corregimiento de la Ciudad de Barbastro. Lo que nos quita independencia judicial. Tenemos maestro para niños y niñas, pagado por el ayuntamiento en parte, y por las familias hasta completar el sueldo.
La economía se sustenta con la ganadería y la agricultura. El grano se guardaba en silos o cías excavadas en la actual plaza Padre Llanas o plaza de la Iglesia. Hoy en día, podemos observar varias cías conservadas en dicha plaza, después de su última urbanización.
Los agricultores tienen que luchar contra la climatología: granizo, heladas, sequías y vendavales azotan constantemente. En 1770, para suplementar al pozo, se construye un depósito que recoge el agua de lluvias. Es la “Balsa Nueva” que terminará denominándose “Balsa de Abajo” y estaría ubicada en la actual Plaza de España. La Balsa de Arribase construirá en el siguiente siglo, en la actual plaza de Hipólito Bitrián, popularmente conocida como plaza del Instituto. Cuentan los mayores que el agua de la Balsa de Abajo no servía para beber porque era “molla” (blanda).
El agua es un problema en toda la Litera, y en 1782, el ayuntamiento de Tamarite solicita la construcción de un canal al rey para paliar los efectos de la sequía. Era el inicio de un gran proyecto que traería la prosperidad a la zona.

      S. XIX, GUERRA DE LA INDEPENDENCIA, DESARROLLO DEMOGRÁFICO Y ECONÓMICO.

Entramos en el siglo XIX con un progresivo desarrollo, tanto demográfico como económico.
Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), un centenar de binefarenses acuden a defender Zaragoza del asedio de las tropas napoleónicas. La mayor parte de estos jóvenes alistados en el ejército, fallecen en la contienda. En 1809 los franceses llegan a la Litera. El castillo de Monzón es conquistado en el mismo año. Fueron años de miseria y escasez. En 1813 los franceses abandonan Binéfar y empieza un periodo de recuperación.
En 1836 se pone fin a la dependencia de la orden Sanjuanista. Contamos, a estas alturas de siglo, con casi un millar de habitantes. La recuperación es asombrosa.
A partir del año 1833, Binéfar deja de pertenecer al Corregimiento de Barbastro para pasar al partido judicial de Tamarite de Litera. Esto constituirá la mejoría de los servicios y la mayor autonomía municipal. Contamos con ayuntamiento y cárcel, dos plazas, balsas de aguas potables, calles empedradas, lavadero y cementerio ubicado fuera de la población (hasta entonces junto a la iglesia). Se dispone de hospital, que sirve para alojar pobres, nunca para curar enfermos y mesón.
La segunda mitad del siglo XIX podemos resumirla con la llegada del ferrocarril como hecho transcendental para la vida de nuestra Villa. Provisionalmente, la línea ferroviaria Madrid-Barcelona debía pasar por Tamarite de Litera y nadie presagiaba el cambio de itinerario.
En 1877, el censo del ayuntamiento arroja unos 1.581 habitantes, disminuyendo en los próximos veinte años en cien habitantes por culpa de la emigración y la epidemia de cólera.
De este periodo arrancan los censos civiles de población, donde se apuntarán los nacimientos, matrimonios y defunciones. Estos libros complementarán a los parroquiales. En 1863, encontramos los primeros amillaramientos de nuestra población. Documentos que reflejan la relación numerada y por orden alfabético de los propietarios de bienes inmuebles y ganado a fin de pagar las contribuciones. Gracias a ellos podemos conocer la producción agrícola y ganadera de la Villa. Actualmente, en le Archivo Municipal, se puede consultar el Amillaramiento de 1945 (Sig. 98/15).
En 1888 se inaugura la ermita de San Quílez, y la Sierra adopta su nombre. Fue construida a expensas del ayuntamiento, siendo su alcalde D.Vicente Fillo Mongay y bendecida solemnemente por el párroco D. Francisco Ribera Botines, natural de Tamarite, un año después.
Personajes ilustres de esta época son D. Ángel Ruata (1832-1911), embajador de España en Turquía y Alemania, siendo también alcalde de nuestra villa, el Padre Eduardo Llanas (1843-1904), ilustre escolapio,  Benito Coll (1858-1930), abogado y eminente filólogo aragonés y Teodoro Bardají (1882-1558), destacado restaurador.
En el año 1861 pasa el primer tren por nuestra población, significando este hecho, un gran cambio económico. El ferrocarril colocó a Binéfar en el camino que enlazaba las dos mayores ciudades de España, lo que supuso el progreso y convertirse en una población con excelentes comunicaciones.
Pero seguirá faltando el agua para convertir el secano en regadío. En 1896 más de diez mil personas clamaron, en manifestación pacífica, la construcción del canal. Estas gentes, acompañaron a nuestro alcalde, D. Miguel Bañeres en un mitin dónde los hermanos, Manuel y Benito Coll, dieron sendos discursos, arrancando el aplauso de los asistentes. Como consecuencia del apoyo recibido, una comisión viaja a Madrid. Todas estas gestiones darían sus frutos y permitieron que las obras se iniciasen. El 2 de marzo de 1906, el rey Alfonso XIII inauguraría el Canal de Aragón y Cataluña.

      S. XX, II REPÚBLICA, GUERRA CIVIL Y DEMOCRACIA.

El siglo XX se estrena con la llegada de las aguas de regadío, el agua potable y la luz. Nuevas industrias y comercios se instalan, y la población se duplica en menos de treinta años. La agricultura gana peso y se organiza el sistema de riegos, pasando a ser nuestra población la sede de la Comunidad de Regantes del Canal de Aragón y Cataluña.
Hacia 1910 llega el alumbrado a nuestra población. Después llegará el agua potable y en unos años se tapará la Balsa de Abajo. En 1914 se inaugura el nuevo Matadero Municipal de Carnes, y en esos años se construye la carretera que une Almacellas con Binéfar, dejando de ser camino. Excelentes comunicaciones que facilitan que nuevas industrias emprendan sus negocios en la Villa, como la harinera binefarense, inaugurada en 1921. Otras fábricas que se asentarían con los años fueron: la desfibradora de lino, la de cerámicas, sopas, textil, lejías o galletas.
El primer camión llegaría en 1927. En este año se instala la sirena y se cambia la esfera del reloj en la torre del campanario de la Iglesia Parroquial. En 1929 llega el primer aparato de radio y se inaugura el Casino Mercantil. En la Villa había dos casinos. Es época de avances y progreso.
No todo eran alegrías, en 1918 un accidente ferroviario dejo ocho muertos y la epidemia de gripe causó numerosas bajas.
El 14 de abril de 1931, se proclama la II República. El período de1931 a 1933, denominado como bienio reformista, fue tranquilo. El bienio negro, de 1933 a 1935 fue protagonizado por una huelga general. Es alcalde en ese momento, D. Jesús Jimeno y en el sello municipal se lee “Ayuntamiento Constitucional de Binéfar”. Contamos con más de tres mil quinientos habitantes y se inauguran las nuevas escuelas, denominadas “Escuela de Bartolomé M. Cossio” (1934).
Estalla la Guerra Civil (1936-1939), comienzan las revueltas en la Villa y la población está atemorizada. Se quema el Archivo Municipal y el Parroquial, se produce la destrucción del retablo mayor y de las imágenes de nuestro templo, perdiéndose así, un rico patrimonio histórico, artístico y documental, que jamás volveremos a recuperar.
Paralelamente al estallido de la contienda, en Binéfar se había constituido una Colectividad agrícola. La idea de colectividad planteaba que las tierras de los grandes propietarios y los agricultores más modestos, formaran parte de un patrimonio común para el trabajo. En 1937, se pone en circulación el papel moneda divisionado por la Colectividad, que pretende suprimir la riqueza individual, haciendo el reparto del dinero más equitativo. El 11 de agosto de 1937 se publica el decreto de disolución de las colectividades y los consejos municipales. La Colectividad de Binéfar desaparece. Aunque se recordará como un proyecto bien organizado y se pondrá de ejemplo para la explicación de las colectividades a nivel nacional.
La llegada a Binéfar de las tropas del bando nacional se produjo el 27 de marzo de 1938. Se constituye un nuevo ayuntamiento con D. José Salillas Gálvez como primer alcalde franquista.
Tras la Guerra Civil (1936-1939) algunas plazas y calles cambian sus nombres: Plaza de los Caídos o los Mártires, Avenida del Generalísimo  o Calle José Antonio, entre otras. En 1941, D. José Lacort Muzas toma posesión como alcalde, el cual permanecerá en el cargo 27 años.
En el año 1945, se inicia la plantación de pinos en la Sierra de San Quílez. Un año después se construye el nuevo campo de fútbol y el complejo de piscinas “El Segalar”. En 1947 se adoquina la Avenida del Generalísimo (actual Avenida de Aragón). La Balsa de Arriba se cubre en 1950.
Se inicia un fuerte crecimiento demográfico. En treinta años (1940-1970), nuestra población se duplica. En los años de la postguerra, se afincan en la Villa numerosas familias atraídas por el impulso económico de la población. Hay un éxodo migratorio rural, desde la zona del Pirineo,la provincia de Teruel, y las grandes ciudades. Binéfar se convirtió en un destino con muchas posibilidades.
En 1954, se acaba la construcción del nuevo Ayuntamiento, en el mismo emplazamiento que la antigua casa consistorial. Edificio muy admirado por los binefarenses, que presidirá, durante décadas, con su porche y sus arcadas, la Plaza de España. Afectado por aluminosis tuvo que ser derruido en marzo del 2006.
Se plantan cerca de veinticinco mil pinos en San Quílez. Nuestra sierra empieza a coger forma. Se produce la mecanización del campo, y el sector agrícola se moderniza.
En 1965, se inicia la construcción del nuevo Instituto de Enseñanzas Medias o Colegio Libre Adoptado, ampliando la oferta educativa de los más jóvenes. Las Escuelas Nacionales están en ruinas y se acomete su derrumbe para afrontar la construcción de un nuevo centro escolar de primaria. El Colegio Nacional Mixto Víctor Mendoza se inaugurará en el curso1977-1978.
El 12 de octubre de 1970 nos visita el príncipe de España, su majestad D. Juan Carlos de Borbón, para la inauguración de la Sede de la Comunidad de Regantes del Canal de Aragón y Cataluña.
En 1978 se aprueba la Constitución Española y el 3 de abril de 1979 se celebran elecciones locales y el 19 de abril es elegido D. Francisco Pina Cuenca (P.S.O.E.) como primer alcalde democrático en Binéfar.
En la Villa se cambian los nombres a las calles con clara alusión al régimen franquista, nombres que se mantienen hasta la actualidad, como la  Plaza de la Litera o la Avenida de Aragón. Se inicia el Plan General de Ordenación Urbana y el Plan de mejora de la red de abastecimiento de agua.
Hasta la actualidad, Binéfar ha sufrido una gran remodelación urbanística y ha incrementado sus instalaciones municipales y servicios hasta convertirnos en un municipio que ofrece toda clase de comodidades. Nos caracteriza nuestro carácter negociador y emprendedor. Contamos con un comercio dinámico y una industria siempre a la vanguardia. El sector agrario y ganadero siguen siendo, sin lugar a dudas, un motor importante para toda nuestra zona de acción.
El 28 de septiembre de 1985, se firma la carta de Hermandad entre la Villa de Binéfar y la población francesa Portet Sur Garonne. Rubricada por el alcalde binefarense D. Francisco Pina Cuenca y su homónimo francés François Peraldi, se establece un hermanamiento que persigue estrechar los vínculos entre ambas poblaciones. Estos lazos de unión siguen vivos en la actualidad, reanudando, siempre que son posibles, visitas y colaboraciones.
Destacamos que en 1990, se inauguran las nuevas instalaciones de la sede de la Lonja Agropecuaria de Binéfar. Nuestra Lonja marca los precios de referencia de vacuno para todo el país y es referente europeo. La zona de Binéfar tiene la mayor concentración de vacuno del Estado español.

      NUESTRO PRESENTE: BINÉFAR TAL Y CÓMO LA CONOCEMOS.

En el año 2008, las obras del nuevo edificio del ayuntamiento entran en su recta final. Edificio moderno y funcional, que ofrece todas las comodidades para el ciudadano y el trabajador público. Diseñado por el arquitecto zaragozano, Alberto Casado Calonge y merecedor del premio de arquitectura “Fernando García Mercadal”, en su vigesimoquinta edición, en las que se premian las mejores obras realizadas en Aragón.
El edificio entró en funcionamiento en mayo del año 2009, siendo nuestro alcalde D. Manolo Lana Gombau. Alberga las oficinas municipales, salón de actos y sala de exposiciones. Se complementa con las instalaciones del Centro Cultural y Juvenil, con espacios para los más jóvenes, sala de conferencias y espacios multiusos. Biblioteca pública y Archivo Municipal aúnan esfuerzos en la difusión de la cultura y patrimonio documental binefarense.
En nuestra historia más reciente, Binéfar ha implantado con éxito la celebración de ferias dinamizadoras de los sectores clave de nuestro motor económico. Destacamos Mu, la feria de la ternera o Febivo, apoyando al sector del automóvil. Festivales como Imaginaria, que inició su andadura bajo el mandato de D. Agustín Aquilué Frago, ha asentado a la Villa, en sus posteriores ediciones, en la primera plana del mundo de los títeres y la imagen en movimiento.
Sede de la Universidad de la Experiencia, Binéfar afronta siempre nuevos retos y servicios. La construcción de un nuevo colegio de primaria y de un consultorio médico, están marcados como objetivos a corto plazo. La restauración de nuestro templo parroquial y la modernización de nuestras calles  e instalaciones municipales completan un ambicioso plan de futuro.

Actualmente, Binéfar cuenta con, unos 9.800 habitantes censados, población que crece constantemente por la nuevas ofertas de empleo resultado de industrias que han decidido implantarse en nuestro territorio. La corporación local, con el  P.S.O.E al frente está presidida por nuestro alcalde D. Alfonso Adán Pozo. Siguiendo una línea que aboga por la participación y la sostenibilidad, Binéfar intuye un futuro próspero para sus gentes. Un carácter hospitalario y conciliador, que la hace merecedora de una buena convivencia entre vecinos. Orgullosos de nuestro pueblo, somos, los binefarenses, buenos anfitriones, y os invitamos, con la lectura de estas líneas, a seguir conociendo nuestros orígenes, progreso, cultura y tradiciones.


  • Primer Grupo Escolar.
  • Retablo original del templo parroquial de San Pedro. Autor: Damián Forment.
  • Balsa de Arriba.
  • Cruz de Término. Plaza Padre Llanas.
  • Imagen Santo Cristo de los Milagros.
  • Plaza Ruata, actual Plaza de la Litera. Años 20.
  • Plaza de España.
  • Plaza de los Mártires, actual Plaza de la Litera.
  • Inauguración Sede Comunidad de Regantes del Canal de Aragón y Cataluña por el Príncipe Juan Carlos. 1970.
  • Antiguo Ayuntamiento. Vista frontal.
  • Antiguo Ayuntamiento. Vista lateral.
  • Grupo de escolares.
  • Plaza Padre LLanas. Cruz de Término y Cías.
  • Romería a la Sierra de San Quilez.